Aditivos en los Alimentos
Una de las formas de comer más saludable sería la llamada “Dieta de la edad de piedra”
Que estipula: “Consuma solo alimentos en los que nada se ha extraído ni nada se ha agregado, y que se descompusiera si no se usara inmediatamente”, cosa que, naturalmente, sería muy difícil, sino, imposible. Seria en verdad extremadamente difícil conseguir este tipo de alimentos en cualquier mercado del mundo. Lo que ordinariamente se encuentra en los templos de la industria alimenticia es precisamente lo contrario.
El uso universal de los aditivos en los alimentos, cuyo número actual es de unos cuatro mil. La razón principal de su existencia, en la industria alimenticia, es que el alimento tenga un mejor aspecto, que se vea bien y que, a pesar de tener menos valores nutritivos, pueda durar más tiempo en las vitrinas y estantes de los mercados, para generar más ganancia a sus intereses. La química de los alimentos se desarrolla en forma tal que es capaz de imitar cualquier sabor o aroma. Lo que es incapaz de hacer es engañar al organismo humano, y que este responda a estos falsos artículos alimenticios como si fueran auténticos, entregando en su lugar sustancias químicas tóxicas y exentas de nutrientes esenciales; los aditivos más usuales incluyen nitritos de sodio, sacarina, cafeína, substitutos de la grasa (olestra), colorantes artificiales y saborizantes, antioxidantes, emulsificadores, intensificadores de sabor, aspartatos, grasas sintéticas y glutamatos de sodio, además de cantidades no saludables de azúcar, sal y grasa. Todo esto puede inducir y causar gran número de reacciones alérgicas, así como fatiga, problemas de conducta, cambios de humor, y después de uso prolongado, pueden también conducir a trastornos cardiacos y, aún; cáncer.