Aprenda a Relajarse

¿y si la causa de su falta de vitalidad fuera simplemente su propia incapacidad para relajarse, para olvidar sus preocupaciones y aliviar la tensión de sus músculo? ¿y si aprender a relajarse fuera suficiente para recobrar la energía?

Actué antes de sentirse extenuado… para no sentirse cansada, a veces simplemente ¡basta aprender a relajarse! Es algo que parece obvio y, sin embargo, hay ocasiones en que nos vemos sometidos a un ritmo tan intenso que “olvidamos” descansar: Las jornadas desenfrenadas se suceden, luego de fines de semanas llenos de obligaciones familiares. Y vamos sobre la ola hasta que nos hundimos… fatigados, exhaustos. Si se encuentra en este caso, es hora de reaccionar. Aprenda a relajar sus músculos y a frenar sus pensamientos.

Contraiga, relaje, huela, admire, basta disponer de un sitio donde nadie lo moleste. Recuéstese, apague la luz, cierre las cortinas, póngase tapones en los oídos si le molesta el ruido, o escuche una música ligera y apacible.

Luego respire amplia, tranquila y profundamente. Concéntrese en su respiración hasta que sienta calma en su interior. Fije entonces su atención en una zona del cuerpo que sienta contraída (hombros, nuca, espalda, pierna, brazo). Acentué la concentración en ese lugar; apriete los músculos tan fuerte como pueda y luego relájelos. Imagínese paseando un plácido paisaje: huela las flores, escuche el canto de los pajaritos, camine descalzo en la hierba o sobre la arena. Al final de su paseo, se sentirá descansada y llena de energía, ¡lista para enfrentar nuevas situaciones estresantes!

Lo más importante es que encuentre una herramienta apropiada para que la utilice de manera placentera y lo más a menudo posible.