Apueste a los Antioxidantes Naturales
La edad y el desgaste orgánico son fuentes de fatiga. Desde luego no podemos negarnos a envejecer, pero es posible redactar los efectos nocivos del paso de los años si protegemos nuestro cuerpo contra las agresiones del tiempo; claro, siempre que empecemos lo antes posible.
Radicales libres en abundancia. A ellos les debemos las arrugas, la rigidez de las arterias, el desgaste de las articulaciones y el cansancio que, de modo imperceptible, aparece con el correr de los años. Estos radicales libres son el resultado de las innumerables reacciones bioquímicas de nuestro organismo; a veces aparecen entidades “alteradas”, es decir, átomos a los que le falta electrón.
Ahora bien, este tipo de desequilibrio no es del agrado de la naturaleza, así que los radicales libres intentaran a toda costa encontrar el electrón faltante tomándolo de otro átomo o bien depositando en el que le sobra. Resultado una reacción en cadena que, de paso, deteriora todas las células. Aunque se trate de una reacción muy breve (algunas décimas de segundos), basta para dañar tanto las membranas celulares como los núcleos portadores de la información genética. La consecuencia es el envejecimiento prematuro del organismo.
Numerosos factores aceleran la producción natural de radicales libres: la mala alimentación, el tabaco, el alcohol, el estrés, la contaminación, la exposición al sol, etc. Por fortuna, nuestro organismo dispone de defensas naturales que podemos reforzar.
Las barreras de la naturaleza. Las principales defensas contra los radicales libres son las vitaminas A, C y E, el selenio y los ácidos grasos esenciales, de manera que una alimentación sana y equilibrada, rica en estos nutrientes, constituye una primera garantía de longevidad y buena salud. En fechas recientes, los científicos descubrieron en la naturaleza otras defensas aún más eficaces. La semilla de uva, por ejemplo, es rica en polifenoles, sustancias que frenan la evolución de los
radicales libres hasta 10000 veces más que las vitaminas. Los tomates por su parte, contienen licopeno, igualmente eficaz.