Más allá del estreñimiento como manifestación inmediata, la mala digestión o dispepsia puede traer diversas complicaciones si no se le presta la atención que merece.
A las dolencias mencionadas anteriormente, hay que agregar el riesgo que genera la mala absorción de los nutrientes esenciales, derivadas de un proceso de digestión lenta.
Al demorarse el transito, los alimentos fermenta en el tracto digestivo, y las moléculas mal digeridas pasan a la sangre, donde, además, pueden convertirse en factor de inflamación en distintos lugares del organismo.
Comer es mucho más que introducir comida en el cuerpo. La alimentación (y todos los procesos que implica) forma parte del sistema básico de supervivencia de cualquier individuo, aunque no siempre se dedique a esta acción el cuidado que precisa. Comer bien requiere tiempo y atención: para lograr una buena digestión es fundamental contemplar ciertas cuestiones que para muchos pueden resultar secundarias. Además de seleccionar los alimentos (para lo que podrá recurrir a los consejos y a las sabrosas recetas que tenemos en la sección de recetas), conviene evitar algunas combinaciones que dificultan la digestión, como el arroz o huevos con queso, las legumbres con carne, o los frutos secos con leche, entre otras.
Si no tiene hambre, no es necesario comer. Déjese llevar por el sentido del gusto, ya que cuando incorporamos alimentos que no saben bien, el organismo no segrega jugos digestivos en forma apropiada. El estrés es uno de los peores enemigos de la digestión porque el sistema digestivo responde al sistema nervioso. Trate de dedicar el tiempo necesario a cada comida (no olvide masticar cuidadosamente cada bocado) y evite las discusiones alrededor de la mesa; Si el entorno le impide hacerlo, ingiera lo justo y necesario para saciar el hambre y no se llene de alimentos que su organismo no podrá procesar como corresponde, El momento de la comida debe ser agradable.
Es preferible optar por raciones más pequeñas a lo largo del día en lugar de saltear comidas y hacer una gran ingesta a última hora de la noche, ya que los procesos digestivos disminuyen su actividad hacia el final del día.
Descarte las gaseosas y las bebidas alcohólicas, y evite incorporar grandes cantidades de liquido durante las comidas, porque diluyen las secreciones del sistema digestivo (las recomendaciones para beber liquido es una hora antes de las comidas o una hora después de ellas.)
Puede beber jugos de manzana, peras o piñas naturales todas ricas en pectina. Y tés medicinales como el de boldo, menta, manzanilla, pasionaria, yerba lucera e hinojo.
Ultimo consejo el equilibrio es muy delicado para evitar consecuencias negativas, el cambio en el estilo de alimentación debe ser gradual, especialmente si no estamos acostumbrados a consumir alimentos ricos en fibra.