Comer Fuera de Casa

Si por razones de trabajo está muchas horas fuera de casa, es probable que por la noche no tenga ni ganas ni humor de preparar sus comidas. En ese caso, lo más sencillo es mano del restaurante o las tiendas de comida para llevar, pero siempre evitando el exceso de grasas.

Un problema que se plantea con frecuencia al comer fuera de casa es el tamaño de las raciones. Es un hecho que hoy en día muchos platos preparados no solo tienen un exceso de grasas y azúcares, sino que también son demasiado abundantes. Además, muchas veces la cantidad va en detrimento de la calidad, sobre todo en los productos cárnicos, grasos y azucarados.

De echo, el tamaño de las raciones ha aumentado. Como consecuencia, por regla general se come mas de lo que se necesita.

¡Tómese su Tiempo!

Las prisas y el comer no casan bien. Las prisas son un problema para las personas muy ajetreadas.  Esto repercute tanto en el cuerpo como en los nervios. Comer tiene mucho que ver con la calidad de vida, la relajación y el placer.

Algo que no es posible cuando se come cualquier cosa de prisa, de pie o caminando, mientras se mira continuamente el reloj o se repasan algunos documentos. Comer estresado no produce sensación saciedad. Con toda seguridad sentirá ataques de hambre canina al cabo de poco tiempo de haber comido.

Además, se mantendrá un nivel elevado de cortisona, lo que con toda seguridad hará que las calorías se acumulen en sus caderas y no sean utilizadas  a nivel muscular. Así pues, tómese su tiempo para comer, mastique bien cada bocado y disfrute el momento.