¿Hay que ir al psicólogo si siempre hemos tenido sobrepeso?
Por más esfuerzos que hace para no aterrarse con el mandamiento universal “No engordaras”, un día, sin embargo, después de haberlo intentado todo, se rinde ante la evidencia: Sigue arrastrando un problema de peso.
¿Consultar un psicólogo es su último recurso? Sin dudas y por muchas buenas razones, aunque estas no forzosamente sean agradables de oír; si queremos bajar de peso, debemos dejar que nos ayuden para avanzar en el plano psicológico, porque:
- Los problemas psicológicos y relaciones pueden traer consigo inconscientemente cambios cuantitativos y cualitativos en nuestra manera de comer.
- Comer es una manera de disimular nuestra agresividad y nuestra violencia. Expresiones como “lo hubiera cortado en pedacitos” ó “tuve que tragarme mi enojo” ilustran perfectamente como entran en nuestro cuerpo emociones que somos incapaces de expresar.
- Comer en exceso es un signo de inseguridad material y afectiva respecto del futuro. El temor de una carencia puede permanecer encerrado en nuestra psique, lo que nos impulsa a almacenar comida; el temor de enfrentarnos al mundo o de no estar a la altura, hace de la gordura una barrera que nos separa del mundo exterior.
- Comer en exceso es una manera de no pensar, de anestesiarnos y sofocar los sentimientos dolorosos. Así, evitamos enfrentar las emociones que nos parecen difíciles de resolver.
El hecho de permanecer gorda no hará desaparecer por arte de magia los problemas psicológicos. Entonces, ¿Por qué no solicitar ayuda en este aspecto como lo haríamos en cualquier otro?
No se trata de lanzarse a una psicoterapia profunda y prolongada, aun cuando sea a veces la única forma de enfrentar al inconsciente, porque justamente al no estar consciente de ello, podemos desear permanecer gordas o sentir miedo a estar delgadas.
En todo caso, la ayuda deberá adaptarse a nuestro problema. Un apoyo psicológico como una terapia cognitiva y conductual de mediana duración, una psicoterapia psicoanalítica o de alguna otra escuela de pensamiento, garantiza la ayuda necesaria. Sin duda, es más fácil culpar a las calorías que cuestionarse sobre aspectos que no tienen relación alguna con el ámbito alimentario. Sin embargo, el sufrimiento y el rechazo generados por la obesidad bien valen ese cuestionamiento. Desde esta perspectiva, se trata también de una aventura capaz de enriquecer nuestra vida.
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