La acción del hastió sobre el peso
El aburrimiento o hastió es ociosidad, cansancio y falta de interés. Aburrir a alguien es irritar, pero aquí es a si mismo a quien se irrita.
Estamos a la espera de algo sin saber exactamente qué. Es una parálisis de los deseos y de las iniciativas en todos los ámbitos. Hasta la imaginación o las fantasías desertan del espíritu. Existe una inhibición a pensar y a soñar. A veces, cierta forma de nostalgia y de pesar ocupa el terreno del hastió. El disgusto es casi una constante. Ninguna de las actividades acostumbradas proporciona placer. El hastió lleva a no hacer nada, ya que nada resulta atractivo.
La acción del hastió sobre el peso
El hastió es una casusa frecuente de sobrepeso emocional. Comer es una forma de llenar una existencia que parece vacua, una manera de distraerse.
También es una percepción penosa contra la que el individuo intenta luchar mediante la búsqueda de sensaciones, y en especial, mediante las ingestas alimentarias, tanto si proporcionan placer como disgusto.
El hastió le hace a uno menos móvil, y ese estancamiento físico entraña un balance calórico favorable al aumento de peso.
Por último, aparte de estos diferentes factores, y con un aportación calórica constante, el sentimiento prolongado de hastió probablemente induce una acumulación de grasa por reacción emocional. En efecto, el individuo que siente hastió durante un periodo largo adquiere una imagen modificada de sí mismo, al tiempo que se disipa la percepción de sus propios límites. Al estar desinteresado respecto a su entorno y al mostrarse menos activo, su interacción con el mundo externo se reduce, y paralelamente, también pierde interés por su mundo interno (pensamientos, imaginación…) a causa de esta parálisis de las interrelaciones internas y externas, los límites entre el interior y el exterior de la imagen inconsciente de su cuerpo se vuelven más difuso. De ahí se deriva un aumento de volumen posibilitando por una menor contención psicológica y por la necesidad de la psique de hacer más pesado el cuerpo de una identidad que parece flotante.
Como luchar contra el hastío
Dado que este particular malestar no carece de fundamento, vale la pena emplear el tiempo que nos ofrece en no hacer nada de lo habitual. Aproveche para hacer cosas que no se atrevía o no pretendía hacer hasta ahora, o simplemente para no hacer nada. Pero no hacer nada no es comer todo el tiempo. Es renunciar al “hacer” en favor del “ser”: ser pensante, ser soñador, hablador, observador, o incluso permanecer en la escucha.
Luchas contra el hastió requiere tomar conciencia de nuestras propias motivaciones soterradas. Y también aceptar enfrentarse a la angustia del paso del tiempo y de la muerte. Ello implica mantener una reflexión personas y una interrelación tanto sobre este tema como sobre el sentido de la vida con personas dedicadas a este tipo de reflexiones o por medio de soportes filosóficos (documentales, libros etc.)
Asimismo, requiere movilizar el propio imaginario, buscar recuerdos agradables y prestar atención a los sueños. El deseo renacerá si dirigimos la atención hacia nuestro mundo interno, y no solo si nos esforzamos en participar en mil y un diversas actividades.
El hastió puede testimoniar un periodo de transición en la construcción de la personalidad y en la historia personal; por otra parte, no es casual que este tan presente en la adolescencia. En ese periodo es el heraldo de nuevos gustos y nuevos centros de interés. Asimismo, lleva a buscar actividades nuevas, a tomar caminos insólitos para sentir placeres inéditos, lo que presenta un gran interés de cara a ala reconstrucción ser uno mismo. En este caso, anticípese a la jugada y decídase a abordar temas o actividades que hasta ahora apenas le inspiraban , o incluso le repelía, simplemente por probar.
EXCELENTES ARTÍCULOS. PERO POR FAVOR SEAN MÁS CUIDADOSOS CON LA ORTOGRAFÍA Y GRAMATICA. SE ENCUENTRAN MUCHOS ERRORES.
¡Gracias Gregorio! Lo tendremos en cuenta para próximas publicaciones. ¡Saludos!