El cerebro es el órgano más complejo de nuestro cuerpo y posiblemente el mas sensible a las características de los alimentos que los individuos consumen.

Los estudios que se han realizado sobre este órgano han demostrado que la calidad de la comida influye sobre la memoria, el pensamiento rápido, el equilibrio anímico y la concentración.

Glucosa: Combustible para el cerebro

El óptimo funcionamiento de las células nerviosas (neuronas) dependerá de un aporte adecuado de azúcar en forma de glucosa. Este es el único combustible que nuestro cerebro puede utilizar. Pero esto no quiere decir que entre más azúcar mejor. De hecho, el cerebro necesita que los niveles de glucosa en sangre equilibrada. Una deficiencia en el aporte de azucares en la ingesta diaria perjudica el buen funcionamiento del cerebro y un exceso acelera su degeneración.

Los carbohidratos que ingerimos de manera descontrolada, que a su vez provocan indeseables altas y bajas de las tasas de glucosa (azúcar), son los carbohidratos de absorción rápida, como el azúcar refinado, el pan blanco, las papas y los dulces. Los carbohidratos complejos de absorción lenta son los que más convienen al cerebro y a la salud en general. Se encuentran en grandes concentraciones en las verduras y hortalizas, las frutas, las pastas y el arroz integral, entre otros.

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