Los Pensamientos Negativos Automáticos

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Los pensamientos negativos automáticos son pensamientos que te penetran en la cabeza a lo largo  del día, hacen que te sientas mal e impiden que adoptes posturas saludables. Te sabotean los planes de comer mejor, te quitan las ganas de hacer ejercicio físico, te destruyen el autoestima y hacen que te sientas fatal.

No tienes por qué creerte todo lo que piensas, puedes ponerle freno a tus pensamientos negativos; les das mucha fuerza y les ayudas a crecer, pues no puedes ponerle freno.

 

Se han identificado los siguientes pensamientos negativos con los que te puedes arruinar y amargar la vida:

Todo o Nada: son los pensamientos negativos que te invaden el cerebro cuando piensas que todo es bueno y nada es malo. Si sigues durante un mes y sin saltarte una coma el programa de ejercicio físico que te has trazado, crees que eres la persona más disciplinada del planeta. Si dejas de ir al gimnasio un día, piensas que eres indisciplinado, abandonas y vuelves hacer del sofá tu lugar de residencia. Un planteamiento mejor es reconocer que no hiciste los ejercicios ese día, y luego, al día siguiente, seguir con el plan. Un descuido no significa que debas dejarlo por completo.

Pensar en “siempre”: en tus  pensamientos empleas palabras excesivamente categórica, como siempre, nunca, todas las veces o todo el mundo. Fíjate en algunos pensamientos: “nunca conseguiré adelgazar”, “siempre he sido goloso, nunca podre dejar de tomar chocolates”, “mis hijos están siempre refriados, es normal que también lo esté yo”, este tipo de pensamientos hacen que te sientas como si estuvieras condenado a fracasar en tus intentos de comer bien y mantenerte sano. Se diría que no controlas en modo alguno tus actos y conductas.

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Centrarse en lo negativo: Esto hace que únicamente veas los aspectos negativos de las situaciones, aunque sean muchísimos los positivos. Un ejemplo de este tipo de pensamiento es: “sí, ya sé que he perdido cuatro kilos, pero mi intención era perder ocho, o sea que muy mal”. Al cambio, darle un toque positivo a este pensamiento es “no está mal he perdido cuatro kilos”. Te anima a seguir con tus esfuerzos y hace que te sientas bien contigo mismo.

Pensar con el sentimiento: “me parece que nunca voy a tener una piel radiante”. Los pensamientos de este tipo se producen cuando algo te despierta un determinado sentimiento y das por sentado que es correcto, de modo que nunca lo cuestionas. Los sentimientos también pueden mentir. Busca pruebas. En este ejemplo, visita el dermatólogo, y pregúntale si puedes hacer algo para mejorar tu piel.

El complejo del “debería”: el uso de las palabras como “debería”, “tengo que”, “es necesario que” o tengo la “obligación de” es algo típico en este típico en este tipo de pensamientos, que supone un exagerado sentimiento del deber para controlar la conducta. Es evidente que en la vida hay cosas que deberíamos hacer y otras que no si queremos tener el mejor cuerpo posible: “me apetecen unas papas fritas con guacamole, pero me conviene tomar zanahorias crudas”.

Las etiquetas: cuando te defines o defines a los demás con calificativos peyorativos, o empleas términos despectivos para describirte a ti o a otra persona. En algún momento de la vida te habrás dicho: “soy un fracasado”, “soy un inútil” o soy un holgazán”. El problema de adjetivarte así a ti mismo es que te arrebata el control sobre tus actos y conductas. Es como si te rindieras antes incluso de intentarlo. Esta actitud derrotista puede ser ruinosa para tu cuerpo.

En nuestro siguiente artículos les comentare sobre los tres peores pensamientos negativos automáticos, son los más auto destruyentes para tu cerebro y tu cuerpo.

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