Once reglas para una alimentación sana Parte 1
Primera parte de una serie de reglas que hay que tener en cuenta para una alimentacion sana, como: Tomar mucha agua y no demasiadas calorías, Controlar Calorías, Tomar más grasas buenas y menos malas, hidratos de carbono y otras reglas mas.
1. Tomar mucha agua y no demasiadas calorías
Si tenemos él cuenta que el 70% de nuestro cuerpo y 80% de nuestro cerebro son agua, la primera regla de una alimentación sana ha de ser una buena hidratación. La deshidratación, por poca que sea, aumenta las hormonas del estrés, lo que causa que estemos irritables y no pensemos tan bien. Con el tiempo un nivel elevado de hormonas del estrés causa problemas de memoria y obesidad. La deshidratación hace también que la piel se reseque y parezca de mayor edad, generando arrugas también.
Para estar perfectamente hidratado, hay que beber mucha agua todos los días, cada uno de acuerdo a su profesión, rutina diaria incluso su peso, requerirá una cantidad distinta. En todo caso, la cantidad media recomendable para las personas mayores es de 2 litros en época de calor, y 1,5 en otras más frescas, cantidades que habrá que aumentar proporcionalmente si el peso supera el normal. Como recomendación, es mejor no tomar aquellos líquidos que contengan edulcorantes artificiales, azúcar, mucha cafeína o alcohol.
2. Controlar Calorías
Según muchos estudios e investigaciones, cuantas menos calorías se toman, más se prolonga la vida. Los investigadores han descubierto que una alimentación nutritiva pero con pocas calorías atempa el envejecimiento y retrasa de manera significativa la aparición de trastornos como el cáncer, la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el deterioro cerebral.
La reducción de la ingestión de calorías en general ayuda a controlar el peso, reduce el riesgo de un infarto, cáncer y derrame cerebral que genera la obesidad. Y más aún, la disminución de cantidad de calorías activa determinados mecanismos del cuerpo para aumentar la producción de factores de crecimiento de los nervios, algo beneficioso para el cerebro.
Muchas personas se preguntan, si pueden tomar comida rápida siempre que se controle la ingestión de calorías, la respuesta es afirmativa. Muchos restaurantes de comida rápida están añadiendo a sus cartas platos más sanos y con menos calorías.
Tomar menos calorías no significa renunciar al sabor. Condimenta tus platos con hierbas y especias sanas para el cerebro, para estimularlo y mejorar el sabor de los alimentos.
*La canela mejora la memoria y la atención, puede ayudar a prevenir el Alzheimer. Además contribuye a regular los niveles de azúcar en la sangre.
La salvia tiene usos ornamentales, medicinales y gastronómicos, empleándose como condimento. Esta altamente demostrado que mejora la memoria.
El extracto de azafrán ayuda en el tratamiento de la depresión suave o moderada.
El tumérico, que se encuentra en el curry, contiene una sustancia química que disminuye las placas del cerebro, responsables, según se cree, de la enfermedad de Alzheimer
Cabe mencionar, que las dietas de choque y las que reducen en exceso la cantidad de calorías no hacen favor alguno al cerebro. La ingestión excesivamente baja va acompañada de una falta de nutrientes necesarios, lo cual puede probar al cerebro y al cuerpo de combustible que necesitan para un rendimiento óptimo. Así mismo la dieta del yoyo, en la que habitualmente se pierde pero para recuperarlo en seguida, se ha relacionado con determinados factores de riesgo para la salud, entre ellos un exceso de colesterol o la tensión arterial alta.
3. Tomar más grasas buenas y menos malas
La grasa tiene uy mala fama. Muchos mitos y malentendidos sobre ella han provocado que mucha gente crea que comer cualquier tipo de grasa es malo para la salud y engorda. No es verdad, ya que toda alimentación debe contener algo de grasa.
¿Sabías que el 60% del peso solido del cerebro es grasa? Los 100.000 millones de células nerviosas de este órgano necesitan ácidos grasos, es fundamental para poder funcionar. La mielina, la capa grasa protectora que envuelve las células nerviosas, hace que estas neuronas funcionen de manera óptima. Cualquier pérdida de mielina debida a alguna enfermedad pone en peligro el sistema nervioso. Evidentemente tener un exceso de grasa mala provoca un alto nivel de colesterol (malo), que a la vez puede dar lugar a un infarto o un derrame cerebral mortal. Pero, un bajo nivel de colesterol también puede ser letal. Los niveles bajos se han asociado a la depresión y violencia.
Hay tres categorías principales de grasa: La grasa mala (saturadas) la realmente mala (grasa trans) y la buena (grasas insaturadas).
La primera contribuye al endurecimiento de las arterias y formación de placas (una materia viscosa y pegajosa que se acumula en el interior de vasos sanguíneos y puede bloquear el libre flujo de la sangre) las grasas saturadas se encuentran en la carne roja, los huevos y los productos lácteos.
Pruebas científicas han demostrado que el consumo de alimentos de alto contenido graso altera la química del cerebro, de forma que influye a la persona a comer más de lo necesario.
Las grasas trans son en sí grasas artificiales, alteradas químicamente con la adición de hidrogeno, y son más perjudiciales que las grasas naturales. La industria de alimentos las utiliza en sus productos para hacer que se conserven más tiempo y perdure el sabor. Se encuentran mayormente en alimentos como la margarina, los pasteles, las galletas, papitas fritas y el pan.
Las grasas no saturadas son las buenas para la salud y de hecho bajan los niéveles de colesterol. Hay tipos básicos de grasas buenas: las monoinsaturadas que se encuentran en el aguacate, el aceite de oliva, el de canola y el de cacahuate. Y las polinsaturadas que se encuentran en el aceite de cártamo, el trigo y algunos pescados como el salmón y la caballa.
4. Ingerir más hidratos de carbono bueno y menos malo
Los hidratos de carbono son una parte necesaria de cualquier alimentación sana, aportan el combustible que el cuerpo necesita para sus actividades físicas. La cantidad depende del tipo de cerebro de la persona. Los comedores compulsivos suelen sentirse mejor cuando incluyen en su alimentación más cantidad de hidratos de carbono; en cambio los impulsivos normalmente les va mejor con las proteínas.
Los carbohidratos tienen dos clases principales, los complejos y los simples. De los complejos los mejores son las frutas las verduras, legumbres y cereales integrales. Son alimentos que se tardan más en digerir y contienen muchas vitaminas, minerales y fibra, todos ellos muy sanos para el cerebro y el cuerpo en general. Los carbohidratos simples son los que conviene evitar, son el azúcar de mesa, la bollería, los dulces, refrescos, zumos de frutas, el pan blanco, la pasta y el arroz blanco. Estos se digieren rápidamente, tienen poco valor nutritivo o ninguno, y provocar trastornos y mayor peso. {jcomments on}