Perder peso no es igual para todos
Para perder ese par de kilos de más que se han ganado en una semana, se necesita el doble de tiempo. “Esa persona podría volver a la normalidad antes, pero tendría que esforzarse mucho. Lo normal es que tarde. Es más fácil acumular grasa que perderla, porque el organismo tiene mecanismos de ahorro de energía. Almacena grasa rápidamente para disponer de ella en caso de necesidad. Si empezamos una dieta, el organismo se pone en alerta [y cuando lo privamos de grasa, recurre a la reserva]”, señala Luis Serra Majem, presidente de la Fundación para la Investigación Nutricional y de la Academia Española de Nutrición y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Para perder el par de kilos que ha ganado en una semana, se necesita el doble de tiempo. Y a las personas con sobrepeso les costará más, debido al metabolismo basal
«Cuando se hace una dieta, en la primera semana se pierde más agua, y esto explica que el descenso de peso sea más rápido al principio y después el ritmo decelere», “Desde el punto de vista metabólico, en esa primera semana no se está restando grasa», prosigue. Así las cosas, los 2 kilos ganados en una semana de colmo tardan dos en eliminarse. Y el asunto es más complejo para las personas con sobrepeso. Si el individuo ingiere más calorías de la cuenta y hace menos ejercicio físico del debido, se vuelve más propenso a almacenar la energía extra que le sobra en forma de grasa, como asevera la OMS.
Entonces, una bolsa de golosinas, ¿engorda igual a una persona de peso equilibrado que a otra a la que le sobran los kilos? “Desde el punto de vista relativo, sí”, indica el profesor Serra. La clave está en el metabolismo basal, que es el gasto de energía del cuerpo en un día normal de la vida, sin moverse, por el mero hecho de existir y para poder funcionar con normalidad: circulación sanguínea, respiración, cerebro, riñones, latidos del corazón… Todo esto, según Tratado de Nutrición, del profesor Ángel Gil Hernández, supone el 70% del gasto energético del organismo, y solo el resto se debe a la actividad física y a la producción de calor. Por lo que un metabolismo basal lento hará que unos engorden más que otros. Efectivamente: el sobrepeso y el sedentarismo entorpecen este proceso. La cuestión es: ¿debemos entonces preocuparnos por lo que somos capaces de engordar durante una semana o más bien por mantener un estilo de vida lozano que nos permita fulminar con prontitud la huella del libertinaje? «Lo importante es seguir un patrón saludable de manera habitual», responde Serra Majem. De este modo, las semanas de exceso serán una mera anécdota para nuestra anatomía.