¿Por qué digo sí cuando quiero decir no?
Recientemente, se has demostrado lo que muchos veníamos sospechando desde hace años: la adicción a la comida existe y tiene una base neurobiológica idéntica a la de cualquier otro tipo de adicción (alcohol, otras drogas, juego, etc.). Los patrones de actividad cerebral en adictos a la comida y dependientes de sustancias son idénticos. Quien padece un trastorno de estas características come de manera compulsiva cuando se le somete al estimulo de determinados alimentos muy sabrosos (altos en azucares, grasas o sal) y tiene una menor capacidad de control para parar de comerlos. De hecho, cualquier adicto a sustancias es susceptible de manifestar una adicción a la comida, y viceversa.
En la universidad de Yale se ha desarrollado una escala para diagnosticar este tipo de alteraciones, la Yale Food Addiction Scale. Si le cuesta parar de comer determinados alimentos a pesar de no tener más hambre y de sentirse demasiado lleno, si dedica mucho tiempo a luchar contra sentimientos negativos por comer demasiada cantidad de determinados alimentos y ello le afecta en sus quehaceres cotidianos, o si siente ansiedad y malestar cuando deja de comer estos alimentos, es posible que tenga un problema de adicción y su sobrepeso no pueda ser resuelto con una simple dieta. Si tiene problemas de sobrepeso y sospecha que puede sufrir de adicción a la comida, consulte con un buen especialista, de confirmarse esta condición, necesitaría un tratamiento especifico que va mucho más allá de un programa de dieta.