Una Fuente De Energía
Al contrario de lo que se suele pensar, el ejercicio físico no sólo requiere energía, sino que la demanda. Es mentira que una rutina de ejercicios o la práctica de un deporte deje agotado a quien la realiza: cuando se las lleva a cabo correctamente, ayudan a aumentar la masa muscular y, además, a fortalecer la función cardiovascular. De este modo, la resistencia del organismo es mucho mayor.
Un cuerpo acostumbrado al ejercicio moderado se oxigena mejor, el metabolismo, se activa y facilita sus funciones, y la distribución de nutrientes a todo el organismo es más eficiente. Cuando los nutrientes que ingresan a todo el organismo es más eficiente. Cuando los nutrientes que ingresan al cuerpo son los apropiados, entonces nos encontramos ante un cuerpo que perderá cualquier sobrepeso con el que cuente.
Es muy sencillo comprobar que la actividad física nos aporta más energía. Cualquier persona que pasa su día sentado se siente incomodo con su cuerpo, porque no lo utiliza plenamente: lo tiene abandonado, olvidado. Quien se ocupa de estimularlo y cuidarlo, se siente mucho más cómodo en él, y por lo tanto puede disfrutar de una agilidad y vitalidad mayores. Las personas obesas, justamente, suelen tener graves problemas con esto: como usualmente rehúyen los ejercicios, dejan que las toxinas de los alimentos y los depósitos de grasa del cuerpo se asienten y fortalezcan, dañando cada vez más la salud. Y si bien es verdad que los efectos de la actividad fisca son a largo plazo, también es verdad que son duraderos y definitivos: quien lleva ya algún tiempo realizando ejercicios empieza a notar que se siente más en control de su propio cuerpo.