Huya de la Contaminación

Son muchos los contaminantes que, disimuladamente, corroen poco a poco nuestra energía sumiéndonos en un cansancio latente. Si bien algunos son inevitables, otros pueden mantenerse al margen mediante un auténtico dispositivo antifatiga.

Una de las principales quejas en materia de contaminación ambiental es el ruido. Aun cuando tengamos la impresión de habernos acostumbrado a él, vivir en un ambiente ruidoso provoca un lento desgaste nervioso y, en ocasiones, una fatiga persistente.

En el agua, en el aire, en los alimentos…

Se esconden por todas partes; en el aire que respiramos, en la comida que ingerimos, en el agua que bebemos, en los sonidos que escuchamos. Los contaminantes han invadido las ciudades y poco a poco llegan al campo. Es verdad que algunos son inevitables; a menos que nos vayamos a vivir a una zona desértica, es imposible respirar aire totalmente puro en los países industrializados. Sin embargo, existen contaminantes contra los que si podemos defendernos. En cuanto a la alimentación, por ejemplo, debemos evitar consumir cualquier cosa, elegir de preferencia alimentos orgánicos y aprender a equilibrar el contenido de nuestras comidas.

Un dormitorio saludable…

Algunos contaminantes son totalmente invisibles, como es el caso de la contaminación electromagnética. Cada vez con mayor frecuencia, encontramos nuestros dormitorios llenos de aparatos que emiten campos eléctricos, incluso cuando no están encendidos: computadoras, radiodespertadores, televisores. Recibir estas ondas de forma permanente, sobre todo durante el sueño, trastorna nuestro cuerpo. Hay que alejar de la cama estas fuentes de contaminación y evitar elementos metálicos. Tampoco olvide apagar por completo dichos aparatos en vez de dejarlos en stand by. En cuanto a la pantalla de la computadora, cúbrala con un lienzo cuando no la utilice.

Existen algunas soluciones, por ejemplo, aislar el cuarto donde dormimos, ya que durante el sueño somos más sensibles al ruido; utilice cortinas gruesas y doble vidrio en las ventanas. No olvide los tapones para los oídos, simples, pero eficaces.